El éxito, a la hora de entrar en los libros de historia, muchas veces no tiene nada que ver con rigurosos estudios de mercado, complicados sistemas tecnológicos y costosos estudios de ingenieria. Sin ir más lejos, muchas veces al escribir un artículo que por su complejidad nos ha llevado más tiempo, es doblegado en cuanto a lectores por otro que ha sido rápido de escribir pero que ha tenido un éxito rotundo. En toda esta complicada regla de la sin razón, predomina algo que a veces olvidamos y que es lo que más importa: tener una buena idea y el Vespino, fue una genial idea. A veces tan solo es cuestión de sentarse y pensar.
En este artículo os invito a repasar la historia del mítico Vespino y llegar responder a la pregunta ¿es la idea de movilidad más genial de la historia?
El Vespino ¿sabes que es español?
Siempre diré, que España en algún momento de su historia tiró por la borda el trabajo de cientos de genios, en motos y coches. Con Cataluña como si fuera Lombardía (donde están casi todas las marcas de coches y motos italianas), en otras partes del país, también había inventos geniales. Éramos un país pionero y puntero en el mundo del motor. Uno de esos inventos punteros, que se propagó como un un temazo del verano por el mundo, fue el Vespino. Para distribuir este invento sobre dos ruedas, el Vespino se vendió a lo largo y ancho del mundo, con algunas modificaciones según el pais, en la red de venta de Piaggio. Pero el Vespino es un invento español, más concretamente de el salmantino Vicente Carranza, y se fabricó en Julián Camarillo (Madrid).
¿Que tiene que ver entonces con Piaggio?. Bien, cuando se fundó Vespa en 1946, la Vespa tuvo tanto éxito que se creó Moto Vespa S.A y con ayuda del Instituto Nacional de Industria se inauguró una fabrica de Vespa en Madrid, de hecho, hay Vespas llamadas "españolas" que salieron de aquella fábrica.
En los años 60, las motos se vieron sumidas en una crisis y empezaron a proliferar las motos de cincuenta centímetros cúbicos como máximo. El motivo era fácil: no hacia falta carnet, no hacía falta matricularlas, ni tener seguro. Tenía que tener una serie de condiciones como, por ejemplo, que tuviera pedales practicables. Esto hizo que ciclomotores como el Vespino tuviesen un éxito sin precedentes.
Las patentes españolas
El Vespino tenía varias patentes españolas, se presentó en Febrero de 1968.
Por ejemplo, el nuevo motor con patente española: la patente rezaba así "la presente invención se refiere a un nuevo sistema de transmisión de la potencia del motor y de los pedales de un ciclomotor a su rueda motriz. Se caracterizan por estar situados los órganos de transmisión a un mismo lado del vehículo, alojados en un cárter único que sirve de protección de los mismos y asegura el único soporte oscilante de la suspensión de la rueda trasera".
Otra de las soluciones innovadores y que hubo que patentar, fue el deposito de gasolina, que se encontraba bajo el chasis. Además podías usarla como bicicleta, mediante los pedales, o incluso arrancarla a pedales. El dos tiempos y 50 centímetros cúbicos era un motor que, sobre todo, consumía poca gasolina. Hubo varias versiones que supusieron un hito en el modelo, como el lujo. Su motorización pasó de los 2,2 CV a los 3,8 CV de los últimos modelos que cambiaban la válvula rotativa a la admisión por láminas. Una de sus grandes rivales fue la Derbi Variant.
Tan mítico como el Vespino, son sus preparaciones, sobre todo poniendo un cilindro más grande, con escapes Metrakit o Tavi, incluso había carreras con estos modelos. Su ligereza, su rueda alta respecto a los ciclomotores más convencionales como la Vespa, le hicieron que de ir destinado a la movilidad para el día a día, se convirtieran en rabiosas máquinas de competición. Seguro que se te pasa la cabeza ver algún Vespino haciendo toda una recta en solo una rueda.
¿Es el Vespino una obra maestra de movilidad?
Seguro, de hecho creo que incluso hoy en día es mejor para moverse por la ciudad que cualquier scooter, patinete o bicicleta. Todos recordareis, el afilador con el Vespino o los míticos Vespinos del Telepizza, aún alguno, sigue repartiendo pizzas a domicilio con él. Lo primero que sorprende es su irrisorio consumo. Dirás que el deposito de gasolina es pequeño, pero no hay nada mejor que el Vespino para aprovechar la gasolina. Debido a su concepto, es un ciclomotor fino y manejable, ideal para serpentear entre los atascos de los que te librarás con suma facilidad. La potencia es algo justa, sobre todo en los repechos, pero teniendo en cuenta que la velocidad en núcleos urbanos se ha puesto tan complicada, te reconfortará que siempre puedas ir a velocidad legal.
Haciendo un apaño muy fácil, el Vespino podía coger más velocidad punta sin modificar motor o escape, llegando a los 60 o 70 km/h. Tampoco es raro acordarte de cómo subía a veces de lento en una calle con pendiente, pero luego se "endiablaba" siendo casi inalcanzable.
Su mecánica sencillísima, que además se podía reparar con la gorra, también hacen que el Vespino sea una obra maestra de la movilidad. En los vehículos modernos, peca la inaccesibilidad a la hora de hacer casi cualquier reparación. En el Vespino te incitaba a que fueses tu mismo el que hiciese el arreglo.
El concepto de moto con pedales, ciclomotor de toda la vida, me gusta. Unos pedales son magníficos no sólo para en un momento dado llegar a la gasolinera más cercana, sino que realmente con apagar el motor y pedalear, se convierte en una bicicleta pudiendo acceder con tu Vespino, donde otros vehículos con motor no pueden.
Pero, sobre todo, el golpe en la mesa respecto a otras formas de movilidad es la economía. Tener un coche no es barato, tampoco usar carsharing. Mi mujer ha ido alguna vez de la Plaza Mayor de Madrid a la Calle Velázquez y son unos 6 o 7 euros el trayecto. El seguro del Vespino, al ser clásico, lo podrás encontrar a partir de 40 euros al año, depende de donde vivas, te olvidarás del impuesto de matriculación. Ponle que eres muy cuidadoso (demasiado) y le cambias una vez al año aceite y bujía, si la revisas tú mismo serán unos 50 euros, en un mecánico no más de 140 euros. Con esos 6 o 7 euros del trayecto del carsharing, tendrás gasolina para toda la semana. Pero lo más importante, tendrás tu Vespino siempre disponible para cuando quieras e irás en un vehículo con una historia increíble.
¿Y si volviera un Vespino eléctrico y los pedales fueran una forma de cargar la batería?. No es un secreto, yo me quedo con el vehículo antiguo, pero me pregunto el por qué las nuevas formas de movilidad no son capaces de seducir, con soluciones ingeniosas, como se hacía antes. Parece que la única evolución y diferencia ha sido plantar una batería donde buenamente se ha podido. Las modernas formas de movilidad, son tan aburridas y carentes de creatividad y sentido propio, que si te fijas, no hacen más que tener guiños con el pasado: modelos de antes electrificados, decoraciones de antes... El Vespino (y otros vehículos de combustión) marcaron su camino propio, se forjaron su leyenda con su visión particular sin querer parecerse a nada. ¿Dónde está el ingenio hoy?
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