Peyo
Limpiando la parafina
Me compré mi primera moto grande hace 2 años, una Honda CB 650 R, y reconozco que fue una decisión más racional que pasional: marca de primer nivel, moto solvente, chula, potente, con 4 cilindros y servicio técnico oficial a 200 m de casa. Pero es que en su día pensé en una Guzzi V7, que me gustaba mucho, más que la Honda, aunque había aspectos que a la hora de comprar me tiraron para atrás: precio y servicio técnico a 40 km. El caso es que sigo enamorado de la italiana y no me la quito de la cabeza y aunque la japonesa funciona como un reloj, tengo la Guzzi entre ceja y ceja. Y aprovechando que pasaba por el concesionario que hay en Badalona, el otro día no pude resistirme y me paré a verla de nuevo en vivo y calentarme con una posible compra. Quizás no sea a corto plazo, pero por poco que pueda, un día tendré una en el garaje. De momento sigo practicando italiano en el Duolingo
La de las fotos es la versión Stone, la básica. La Special, de corte más clásico, con cromados, no me gusta tanto en estas últimas ediciones: las combinaciones de colores no me acaban de convencer. Tenían una Sport, con horquilla invertida y doble disco en el eje delantero en color verde lima, preciosa también.




